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Alrededor de 8 mil personas concurrieron a los exteriores de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) en Quito, para presenciar el encuentro que el papa Francisco mantuvo con maestros y alumnos de esta entidad.
En este marco, durante su intervención, el Santo Padre indicó que los centros educativos son el semillero, y una posibilidad para cultivar tierra fértil, y en este contexto, indicó, que sería bueno preguntarnos sobre la educación de frente a esta tierra que clama el cielo.
“Existe una relación entre nuestra vida y la madre tierra. Entre nuestra existencia y el don que Dios nos dio. Creación es espacio para construir con nosotros. Entre los pobres más maltratados que hay en nuestro mundo, está nuestra oprimida y maltratada tierra”, dijo.
Asimismo, manifestó que las comunidades educativas tienen un papel fundamental, y reiteró que no basta con hacer análisis. “Es necesario ser concreto. Es necesario generar espacios de verdadera búsqueda, debate que genere alternativas a la problemática existente”, indicó Francisco, quien animó a los docentes del país a educar jóvenes que sean parte activa de lo que pasa a su alrededor.
“Que nos animemos con urgencia a buscar, a discutir sobre nuestra situación actual, sobre qué tipo de cultura queremos. Un pobre que muere de hambre no es noticia, pero si las bolsas mundiales bajan dos o tres puntos hay enorme información”, añadió.
Además, acotó que Jesús no buscaba “doctorear”, por el contrario quería llegar al corazón del hombre, a su inteligencia para que ésta de frutos. “Dios le susurra al hombre las palabras sembrar y cultivar. No cultiva quien no cuida y no cuida quien no cultiva. Hemos crecido pensando tan solo que debíamos cultivar” dijo.
En este encuentro, que duró aproximadamente una hora, participaron alrededor de 5000 profesores y 3000 estudiantes, de los que, el Papa, se despidió diciéndoles: “Queridos jóvenes ¿saben que este tiempo de estudio, no es sólo un derecho, sino un privilegio?”
Al terminar el acto, Francisco rezó un avemaría delante de la imagen de la Virgen Dolorosa, patrona del colegio San Gabriel. “No seamos malcriados, despidámonos de mamá”, pidió el pontífice.
